Hola gente, bueno como ya saben por tema laboral me tuve que bajar del viaje.
Quiero por este medio desearles lo mejor de la ruteada, que tengas buenos viento y leves y que me dedique un brindis con cerveza o un buen vinito, ya que en forma espiritual los voy a estar acompañando.
Les dejo esta fábula, o mito urbano, o tradición, no se como llamarla y dice así:
Había una vez un grupo de amigos, cuyo común denominador era su pasión por las motos que decidieron realizar un viaje. Después de discutir distintos destinos de común acuerdo eligieron viajar a una localidad de la provincia de Bs.As., llamada Tandil.
Afortunadamente el viaje de ida como de regreso se realizó sin el menor inconveniente, al igual que su estada en tan pintoresca y típica ciudad.
Salieron, se divirtieron,todo en una sana camaradería y el mayor de los respetos.
De regreso a Capital, ninguno de los integrantes compró ni queso ni salamines para los compañeros que no habían podido efectuar la travesía.
Hete aquí que al poco tiempo los integrantes del viaje comenzaron a padecer una serie de terribles males como ardientes hemorroides y hongos en la zona genital.
No había crema ni cuero de oveja para los asientos que calmara tanta comezón y ardor.
Después de mucho peregrinar dieron con un sabio anciano que le dijo que la única forma de contrarrestar ese conjuro sería viajando nuevamente a Tandil y traer las delicias del lugar.
Fue así que velozmente viajaron y regresaron con sus alforjas cargadas con esos preciados tesoros.
Pero la cosa no terminó allí, con el fin que la maldición desapareciera por completo, debían compartir con los que no viajaron los productos. Esto debía ser solamente el día domingo antes de la 12 del mediodía en un parador situado en el antiguo Acceso Oeste en dirección a Luján, el que se hallaba ubicado a no más de tres kilómetros de la salida de Bs.As.
Cumplieron con todo lo exigido y como por arte de magia a las pocas horas estuvieron todos sanados.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Se los dejo para compartir como charla de café, después de cenar.
Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.
Para todos un fuerte abrazo.
Rubén