Buenas
Acá les voy a contar las peripecias ruteras de un viajero solitario por las rutas Argentinas
El viernes a la noche, se acercó a Gral Acha el Ruso para saludar al grupo que habíamos salido de Baires rumbo al sur
Ahí le conté que como yo no seguía el viaje con el resto, mi idea de ir a Mar del Plata por el medio de la provincia, en vez de ir a Bahía Blanca, y que le primera parada que había programado era en un pueblo llamado Macachín.
Él me dijo que en vez de ir por la ruta planeada, fuese por una que estaba en mejores condiciones: “Agarrá la 152 hasta donde se corta en la ruta 35, doblá a la derecha y enseguida vas a encontrar a la izquierda la ruta 20. Ahí le pegás derecho hasta donde se corta y doblás a la izquierda. Ojo no vayas a doblar a la derecha porque te vas a la colonia Menonita”
Así que al otro día me levanté con unos nervios importantes por lo que tenía por delante, y después de desayunar y despedirme de los muchachos, emprendí el viaje pensando en seguir las indicaciones del Ruso.
Cuando ya estaba llegando a la ruta 35, veo que se abre una bifurcación y la agarro en vez de seguir 100 metros más hasta donde se cortaba.
Agarro la 35 y le empiezo a meter, pero la 20 no aparecía.
Yo le había entendido al Ruso que la 20 aparecía enseguida, pero avanzaba y nada.
Empecé a pensar que tal vez tendría que haber seguido derecho en vez de agarrar la bifurcación y que la 20 tal vez estaba ahí nomás.
Seguí unos kilómetros más pensando en pegar la vuelta en cualquier momento, pero por suerte apareció el empalme buscado.
Le metí derecho por una ruta desolada pero con el asfalto en muy buenas condiciones. Poca cartelería, pero precisa. Así que en casi hora y media estuve en Macachín. Cargué combustible y seguí camino hacia Carhue por las ruta 18 y 60. Un desastre esa ruta. Fui haciendo slalom esquivando pozos y parches mal realizados con el asfalto todo despendido. Pese a que hasta Carhué eran 80 kms, tardé más de una hora y llegué cansadísimo.
Encontré un ACA y ahí cargué nafta. Mientras lo hacía, le pregunto al playero: “Jefe....¿cómo agarro la ruta 60 para General Lamadrid?”. El tipo ni me miró y empezó a negar con la cabeza. Yo no sabía el porque de la negativa, hasta que me dijo: “La ruta 60 está en lo mapas, pero hay más o menos 80 kms de ripio”
Me quería matar....
El playero de muy buen modo, me mostró un mapa y me sugirió que bajara hasta Coronel Suárez y después de ahí a Benito Juárez.
Les cuento que me había agarrado un cagazón importante de que me cambien los planes de ruta, pero otra no me quedaba.
Así que el tipo me explicó como agarrar la ruta camino a Coronel Suárez y hacia allí me encomendé.
Hago 200 metros y se me rompe el soporte del GPS....¡¡¡ JUSTO EN EL MOMENTO QUE MÁS LO NECESITABA !!!. Intenté conducir con celular entre las piernas, pero como la ruta no estaba muy buena, temía que en algún salto se me cayera, así que lo guardé y seguí sin ayuda.
Hice unos 50 kilómetros y llego a una rotonda...¡¡¡ NI UN CARTEL !!!....¿Para donde ostias voy?. Me encomendé a los dioses y prendí el celu para ver si podía enganchar señal, y por suerte entró y pude consultar el gps. Había que doblar a la derecha, así que tomé ese camino y le metí a buen ritmo. La ruta bastante bien hasta llegar a Coronel Suarez.
Ahí paré en una YPF, cargué combustible, me comí un par de sanguchitos y descansé unos 20 minutos. Le pregunto al de la estación de servicio como ir para Benito Juarez y me dice: “Agarrá la ruta, pasá dos rotondas y le pegás unos 45 kilómetros, ahí doblá a la izquierda hasta la ruta 86, doblá a la derecha y le das hasta Benito Juarez”. Le pregunto cuantos kilómetros eran y me dice que calcule 250 kms....¡¡¡¡ LA C0NCH@ DE LA LORA....NO LLEGO NI EN PEDO CON UN TANQUE !!!!. Me fijo en un mapa y la opción era ir hasta Laprida que estaba a 150 kms...¡¡¡¡ Justo el kilometraje que me da la Vulcan !!!!.
Pese a que me adentraba en una parte medio crítica del viaje, le creí al playero como si hubiese sido la palabra de Cristo. Así que me puse en marcha con una liviandad sospechosa.
Pasé las dos rotondas, hice unos 40 kilómetros donde apareció una ruta a la izquierda y le metí derecho y a buena velocidad. Pero en cuanto doblé, me di cuenta que no había prestado atención a los carteles que indicaban para donde iba, y me agarró la duda si había doblado bien, ya que el tipo me había dicho que hiciera 45 kilómetros, y el tablero me indicaba 40...¿habré doblado bien?.
Fui devorando kilómetros por una ruta, angosta, mal demarcada, sin banquinas, sin carteles, sin mojones, sin vacas, sin insectos, sin tránsito, sin nadaaaaa....
Después de hacer 70 kilómetros y no ver ni un cartel, me empecé a preocupar mal. Ya estaba en el punto de no retorno, porque con la nafta no me daba para volver. Así que empecé a levantar la velocidad...110...unos kilómetros más.....100....unos kilómetros más.....90.....y empecé a relojear los cascos de estancia para ver a donde podía ir a pedir socorro. Veía esas casas a más de 300 metros de la ruta y me preguntaba como ir hasta ahí y que no me largaran los perros ni me cagaran de un tiro. Además me recordaba el viejo chiste del tipo que pincha la rueda en una situación similar y va caminando haciéndose la película de como lo recibirían...”Metete el gato en el cul_0”.
Ya iban 100 kms y no aparecía un alma y ni miras de la ruta a Laprida.
Por ahí veo una casa a unos 50 metros de la ruta y había un VW Gol ahí estacionado. “Bueeeee....por lo menos hay civilización”. Paré, dejé la moto al costado de la ruta y me fui caminando hasta la casa. Ahí salió un tipo de unos 70 años cuarteado por el clima y me recibió muy amablemente. Le pregunté si iba bien para Laprida y me dijo que sí y que me faltaban unos 50 kilómetros. No saben como me bajó el alma al cuerpo en ese momento. Por poco le doy un beso al viejo.
Así que me volví a la moto y seguimos camino. Hice unos 20 kilómetros más y apareció la bendita ruta 86, y 30 kilómetros más Laprida. Estaba tan acelerado por la adrenalina de los últimos kilómetros, que cargué nafta en la primera estación de servicio que encontré y seguí viaje hasta Benito Juárez donde ahí me pude relajar y tomar un café tranquilo.
A esa altura y por la hora y el cansancio ya había desistido de ir a Mar del Plata, así que decidí terminar el periplo del día en Tandil.
Los últimos 100 kilómetros fueron sin novedad y ya en la ruta 226 disfrutando del muy buen estado de la ruta y los paisajes, recordando cuando anduvimos por ahí con las motos hace un par de años atrás.
Me contuve de no pelarme con dos pendejos que iban en dos Storm acostados boca abajo sobre el asiento y que me pasaron a los pedos y que a uno casi más lo choco cuando la moto le falló y perdió velocidad.
Llegué a la plaza principal de Tandil donde tenía visto un lindo hotel, y ahí me bajé. No había lugar. Que raro.
Iba a ir al hotelito que habíamos ido la vez pasada, pero antes me caminé 20 metros hasta la oficina de turismo. Ahí me dieron malas noticias....no había lugares disponibles en ningún hotel...¡¡¡¡¿¿¿ ES QUE A TODO EL MUNDO SE LE ANTOJÓ IR A TANDIL EL FIN DE SEMANA ???!!!!.
La encargada de turismo empezó a llamar a distintos hoteles, y ninguno tenía disponibilidad. Le dije si me averiguaba en Monza que era el hotelito donde había estado, pero me dijo que ahora era una pensión por mes.
Después de 15 minutos me dice que lo único disponible con cochera, era un hotel a unas 10 cuadras, pero que me cobrarían el precio de una habitación doble. Acepté ya que no quería caer en un hotel cualquiera y tener que dejar la moto en la calle, así que me fui a ese lugar. ¡¡¡¡ Diosssssss.....que hotel piojoso !!! Y me cobraron como si hubiese sido el Sheraton. Las puertas de las habitaciones con vidrios pintados y con banderola, el lavatorio con dos canillas individuales, el revoque se venía abajo....un espanto. Pero bueeeee....metí la moto en una cochera descubierta y me encomendé a tratar de pasarlo lo mejor posible. Quise tirarme a descansar, pero la habitación era tan deprimente, que me pegué un baño y me fui a caminar por el centro. Y para tratar de revertir lo del hotel, me metí en un restaurante y me castigué con un buen cacho de carne al asador y un buen vinito.
Entre el cansancio y el vinito pude conciliar rápido el sueño y olvidarme de donde estaba durmiendo.
El domingo decidí no irme hasta la ruta 2, ya que le última vez que anduvimos por ahí, la ruta 74 era un desastre, así que la idea era agarrar la ruta 30 hasta Rauch – Las Flores y después por la 3 hasta Baires pasando por Cañuelas.
A dos cuadras del hotel tenía una YPF y me fui a cargar nafta ahí antes de salir a la ruta, Cuando estoy llegando, veo que en la esquina había gente parada en el medio de la calle aplaudiendo, y la policía desviando el tránsito. Pensé que estarían escrachando a alguien, pero no....había una maratón. Ahí entendí porque había tanta gente en Tandil. Pasaron un par de maratonistas, y la policía me dejó pasar para cargar nafta. Pero cuando quise salir se había venido el grueso de la competencia, y no podía salir de la estación de servicio. La caravana de corredores se perdía en el infinito y estuve más de 15 minutos esperando que se haga un hueco entre medio de los grupos para poder atravesar la calle.
El resto de la travesía fue sin problemas y con una ruta 30 en un estado bastante aceptable y con un viento algo molesto de frente. A las 14:30 estuve en casa, cansado pero contento de poder haber podido romper con los temores que me impedían hacer un viaje solo
No es fácil salir de las rutas conocidas con la contra de un tanque chico de nafta. O hay que salir con un bidón de reserva o encomendarse a los dioses de no pifiarle a las rutas. Igual lo disfruté. Todo el sábado lo rutié con el visor abierto del casco para sentir el viento en la cara. Ayer ya con el viento de frente me encerré, pero no me impidió igual disfrutar del viaje.
La Vulcan se portó 10 puntos, y estoy orgulloso de tener una moto tan noble y a la que todos me la admiraban cuando paraba a cargar nafta
Seguramente habrá más viajes por delante y ahora con la tranquilidad que me da el saber que no es un imposible recorrer sólo las rutas (aunque es más lindo en grupo)
Saludos
Ricky Roll The Bones
Acá les voy a contar las peripecias ruteras de un viajero solitario por las rutas Argentinas
El viernes a la noche, se acercó a Gral Acha el Ruso para saludar al grupo que habíamos salido de Baires rumbo al sur
Ahí le conté que como yo no seguía el viaje con el resto, mi idea de ir a Mar del Plata por el medio de la provincia, en vez de ir a Bahía Blanca, y que le primera parada que había programado era en un pueblo llamado Macachín.
Él me dijo que en vez de ir por la ruta planeada, fuese por una que estaba en mejores condiciones: “Agarrá la 152 hasta donde se corta en la ruta 35, doblá a la derecha y enseguida vas a encontrar a la izquierda la ruta 20. Ahí le pegás derecho hasta donde se corta y doblás a la izquierda. Ojo no vayas a doblar a la derecha porque te vas a la colonia Menonita”
Así que al otro día me levanté con unos nervios importantes por lo que tenía por delante, y después de desayunar y despedirme de los muchachos, emprendí el viaje pensando en seguir las indicaciones del Ruso.
Cuando ya estaba llegando a la ruta 35, veo que se abre una bifurcación y la agarro en vez de seguir 100 metros más hasta donde se cortaba.
Agarro la 35 y le empiezo a meter, pero la 20 no aparecía.
Yo le había entendido al Ruso que la 20 aparecía enseguida, pero avanzaba y nada.
Empecé a pensar que tal vez tendría que haber seguido derecho en vez de agarrar la bifurcación y que la 20 tal vez estaba ahí nomás.
Seguí unos kilómetros más pensando en pegar la vuelta en cualquier momento, pero por suerte apareció el empalme buscado.
Le metí derecho por una ruta desolada pero con el asfalto en muy buenas condiciones. Poca cartelería, pero precisa. Así que en casi hora y media estuve en Macachín. Cargué combustible y seguí camino hacia Carhue por las ruta 18 y 60. Un desastre esa ruta. Fui haciendo slalom esquivando pozos y parches mal realizados con el asfalto todo despendido. Pese a que hasta Carhué eran 80 kms, tardé más de una hora y llegué cansadísimo.
Encontré un ACA y ahí cargué nafta. Mientras lo hacía, le pregunto al playero: “Jefe....¿cómo agarro la ruta 60 para General Lamadrid?”. El tipo ni me miró y empezó a negar con la cabeza. Yo no sabía el porque de la negativa, hasta que me dijo: “La ruta 60 está en lo mapas, pero hay más o menos 80 kms de ripio”
Me quería matar....
El playero de muy buen modo, me mostró un mapa y me sugirió que bajara hasta Coronel Suárez y después de ahí a Benito Juárez.
Les cuento que me había agarrado un cagazón importante de que me cambien los planes de ruta, pero otra no me quedaba.
Así que el tipo me explicó como agarrar la ruta camino a Coronel Suárez y hacia allí me encomendé.
Hago 200 metros y se me rompe el soporte del GPS....¡¡¡ JUSTO EN EL MOMENTO QUE MÁS LO NECESITABA !!!. Intenté conducir con celular entre las piernas, pero como la ruta no estaba muy buena, temía que en algún salto se me cayera, así que lo guardé y seguí sin ayuda.
Hice unos 50 kilómetros y llego a una rotonda...¡¡¡ NI UN CARTEL !!!....¿Para donde ostias voy?. Me encomendé a los dioses y prendí el celu para ver si podía enganchar señal, y por suerte entró y pude consultar el gps. Había que doblar a la derecha, así que tomé ese camino y le metí a buen ritmo. La ruta bastante bien hasta llegar a Coronel Suarez.
Ahí paré en una YPF, cargué combustible, me comí un par de sanguchitos y descansé unos 20 minutos. Le pregunto al de la estación de servicio como ir para Benito Juarez y me dice: “Agarrá la ruta, pasá dos rotondas y le pegás unos 45 kilómetros, ahí doblá a la izquierda hasta la ruta 86, doblá a la derecha y le das hasta Benito Juarez”. Le pregunto cuantos kilómetros eran y me dice que calcule 250 kms....¡¡¡¡ LA C0NCH@ DE LA LORA....NO LLEGO NI EN PEDO CON UN TANQUE !!!!. Me fijo en un mapa y la opción era ir hasta Laprida que estaba a 150 kms...¡¡¡¡ Justo el kilometraje que me da la Vulcan !!!!.
Pese a que me adentraba en una parte medio crítica del viaje, le creí al playero como si hubiese sido la palabra de Cristo. Así que me puse en marcha con una liviandad sospechosa.
Pasé las dos rotondas, hice unos 40 kilómetros donde apareció una ruta a la izquierda y le metí derecho y a buena velocidad. Pero en cuanto doblé, me di cuenta que no había prestado atención a los carteles que indicaban para donde iba, y me agarró la duda si había doblado bien, ya que el tipo me había dicho que hiciera 45 kilómetros, y el tablero me indicaba 40...¿habré doblado bien?.
Fui devorando kilómetros por una ruta, angosta, mal demarcada, sin banquinas, sin carteles, sin mojones, sin vacas, sin insectos, sin tránsito, sin nadaaaaa....
Después de hacer 70 kilómetros y no ver ni un cartel, me empecé a preocupar mal. Ya estaba en el punto de no retorno, porque con la nafta no me daba para volver. Así que empecé a levantar la velocidad...110...unos kilómetros más.....100....unos kilómetros más.....90.....y empecé a relojear los cascos de estancia para ver a donde podía ir a pedir socorro. Veía esas casas a más de 300 metros de la ruta y me preguntaba como ir hasta ahí y que no me largaran los perros ni me cagaran de un tiro. Además me recordaba el viejo chiste del tipo que pincha la rueda en una situación similar y va caminando haciéndose la película de como lo recibirían...”Metete el gato en el cul_0”.
Ya iban 100 kms y no aparecía un alma y ni miras de la ruta a Laprida.
Por ahí veo una casa a unos 50 metros de la ruta y había un VW Gol ahí estacionado. “Bueeeee....por lo menos hay civilización”. Paré, dejé la moto al costado de la ruta y me fui caminando hasta la casa. Ahí salió un tipo de unos 70 años cuarteado por el clima y me recibió muy amablemente. Le pregunté si iba bien para Laprida y me dijo que sí y que me faltaban unos 50 kilómetros. No saben como me bajó el alma al cuerpo en ese momento. Por poco le doy un beso al viejo.
Así que me volví a la moto y seguimos camino. Hice unos 20 kilómetros más y apareció la bendita ruta 86, y 30 kilómetros más Laprida. Estaba tan acelerado por la adrenalina de los últimos kilómetros, que cargué nafta en la primera estación de servicio que encontré y seguí viaje hasta Benito Juárez donde ahí me pude relajar y tomar un café tranquilo.
A esa altura y por la hora y el cansancio ya había desistido de ir a Mar del Plata, así que decidí terminar el periplo del día en Tandil.
Los últimos 100 kilómetros fueron sin novedad y ya en la ruta 226 disfrutando del muy buen estado de la ruta y los paisajes, recordando cuando anduvimos por ahí con las motos hace un par de años atrás.
Me contuve de no pelarme con dos pendejos que iban en dos Storm acostados boca abajo sobre el asiento y que me pasaron a los pedos y que a uno casi más lo choco cuando la moto le falló y perdió velocidad.
Llegué a la plaza principal de Tandil donde tenía visto un lindo hotel, y ahí me bajé. No había lugar. Que raro.
Iba a ir al hotelito que habíamos ido la vez pasada, pero antes me caminé 20 metros hasta la oficina de turismo. Ahí me dieron malas noticias....no había lugares disponibles en ningún hotel...¡¡¡¡¿¿¿ ES QUE A TODO EL MUNDO SE LE ANTOJÓ IR A TANDIL EL FIN DE SEMANA ???!!!!.
La encargada de turismo empezó a llamar a distintos hoteles, y ninguno tenía disponibilidad. Le dije si me averiguaba en Monza que era el hotelito donde había estado, pero me dijo que ahora era una pensión por mes.
Después de 15 minutos me dice que lo único disponible con cochera, era un hotel a unas 10 cuadras, pero que me cobrarían el precio de una habitación doble. Acepté ya que no quería caer en un hotel cualquiera y tener que dejar la moto en la calle, así que me fui a ese lugar. ¡¡¡¡ Diosssssss.....que hotel piojoso !!! Y me cobraron como si hubiese sido el Sheraton. Las puertas de las habitaciones con vidrios pintados y con banderola, el lavatorio con dos canillas individuales, el revoque se venía abajo....un espanto. Pero bueeeee....metí la moto en una cochera descubierta y me encomendé a tratar de pasarlo lo mejor posible. Quise tirarme a descansar, pero la habitación era tan deprimente, que me pegué un baño y me fui a caminar por el centro. Y para tratar de revertir lo del hotel, me metí en un restaurante y me castigué con un buen cacho de carne al asador y un buen vinito.
Entre el cansancio y el vinito pude conciliar rápido el sueño y olvidarme de donde estaba durmiendo.
El domingo decidí no irme hasta la ruta 2, ya que le última vez que anduvimos por ahí, la ruta 74 era un desastre, así que la idea era agarrar la ruta 30 hasta Rauch – Las Flores y después por la 3 hasta Baires pasando por Cañuelas.
A dos cuadras del hotel tenía una YPF y me fui a cargar nafta ahí antes de salir a la ruta, Cuando estoy llegando, veo que en la esquina había gente parada en el medio de la calle aplaudiendo, y la policía desviando el tránsito. Pensé que estarían escrachando a alguien, pero no....había una maratón. Ahí entendí porque había tanta gente en Tandil. Pasaron un par de maratonistas, y la policía me dejó pasar para cargar nafta. Pero cuando quise salir se había venido el grueso de la competencia, y no podía salir de la estación de servicio. La caravana de corredores se perdía en el infinito y estuve más de 15 minutos esperando que se haga un hueco entre medio de los grupos para poder atravesar la calle.
El resto de la travesía fue sin problemas y con una ruta 30 en un estado bastante aceptable y con un viento algo molesto de frente. A las 14:30 estuve en casa, cansado pero contento de poder haber podido romper con los temores que me impedían hacer un viaje solo
No es fácil salir de las rutas conocidas con la contra de un tanque chico de nafta. O hay que salir con un bidón de reserva o encomendarse a los dioses de no pifiarle a las rutas. Igual lo disfruté. Todo el sábado lo rutié con el visor abierto del casco para sentir el viento en la cara. Ayer ya con el viento de frente me encerré, pero no me impidió igual disfrutar del viaje.
La Vulcan se portó 10 puntos, y estoy orgulloso de tener una moto tan noble y a la que todos me la admiraban cuando paraba a cargar nafta
Seguramente habrá más viajes por delante y ahora con la tranquilidad que me da el saber que no es un imposible recorrer sólo las rutas (aunque es más lindo en grupo)
Saludos
Ricky Roll The Bones