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"84 Horas de Nürburgring: Misión Argentina"

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claudioelcolo
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yaguarete56

yaguarete56

Excelente recopilación de aquella colosal epopeya, cuantos buenos pilotos y capacidad técnica poseemos en el país para enviar a Europa, sin embargo el dinero está por sobre todas las cosas antes que ver a las personas en lo más alto del podio.

Gracias por el recuerdo.

Rubén

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Retomamos este hermoso post:

APÍTULO VI



En el circuito de Nürburgring, al promediar la tarde del Miércoles 20 de agosto.

 "84 Horas de Nürburgring: Misión Argentina" - Página 2 Larrym


“LO MÁS VELOZMENTE POSIBLE, EN NÜRBURGRING, DURANTE 84 HORAS, SIN QUE LE PASE NADA AL AUTO” ¡QUÉ PRUEBA!
por “LARRY”
Imagen


Pero... ¡caramba! ¡Qué mala suerte! Un Torino afuera... Es el de Jorge. Gastón, y el “Chino” Rodríguez Canedo... ¿Podrá volver a la pista Cupeiro? ¡Quién sabe! Me pareció que estaba como calzado, de atrás, con una rueda algo levantada. También... ¡como para que no pase nada con este diluvio...! Si el circuito está regado de piñas... Allí va el del auxilio... se lleva... ¡un B.M.W.! Antes estaban impresionados con nosotros porque, cada dos por tres, allá iba el auxilio a rescatar uno de nuestros autos de entrenamiento. Pero, en carrera... ¡hay cualquier cantidad que se van afuera! ¡Qué circuito bravo, pero lindo! Me parece sensacional la forma que tiene de administrarlo. Cuando me dijeron que pertenecía a una sociedad y que ganan mucho dinero con él, me acordé enseguida de los que tenemos en casa... ¡Qué picardía! Aquí tiene carreras todos los fines de semana, lo utilizan también las fábricas para hacer cualquier cantidad de pruebas, el público tiene acceso a la pista con solo pagar tres marcos por persona; todo el mundo se divierte y... ¡la empresa gana como un millón de dólares por año!

Al comienzo, cuando recién llegamos, se nos hacía difícil de creer. Hasta que nos acostumbramos a ver ingresar a la pista lo mismo a un matrimonio con sus hijos, que a un supertuerca con cinturón de seguridad, casco y guantes. Desde una inofensiva camioneta hasta un Porsche 911 tan rabioso, que el motor, al regular, galopaba como pocas veces he visto. Y todo el mundo recorre el circuito, fuerte o despacio, respetándose mutuamente.

Ya llego a la recta principal. Tengo que mirar con cuidado el sector nuestro. Con esta lluvia es posible que hasta un cartel pase desapercibido... ¡Menos mal que el agua no pasa al motor...!

El sector de abastecimientos... la torre... ¡los boxes! Campera amarilla y... ¡cartel! “Nafta y Piloto”. Bueno, una vuelta más y me relevan... Le toca a Copello. Menos mal que a Eduardo le gusta andar en el agua; de cualquier manera, hay que tener mucho cuidado. Cupeiro anda muy bien en “il bagnato” como dicen los italianos, pero... ¡debe haberlo agarrado uno de esos torrentes...! Una vuelta más. Ese Lancia es un “achidente” en el agua... Claro... con poco peso y tracción delantera se hace más fácil. Por esta zona pareciera que la lluvia ha amainado. Veremos que sucede allá arriba. Lo que también pasó es que el agua nos ha hecho cuidar los frenos. Lo habíamos combinado bien con Eduardo y con Franco... ¿Aguantarán?

¡Quiero creer que sí...! Preferiría no tener que cambiar pastillas de freno. Si lo hacemos en boxes nos van a penalizar una barbaridad y, si lo hacemos enfrente, en la zona en que sólo los pilotos podemos trabajar... ¡Siempre hay que cumplir la vuelta en menos de 24 minutos! De cualquier manera, la máxima detención posible en la zona no penalizada no debe superar, de día, los 11 minutos. A la noche debe ser menos. De esa forma quedan 13’ para poder dar la vuelta... ¡con “lo justo”! Demasiado justo. Ahí está el auto de Jorge Cupeiro... justo... ¡en el kilómetro 13! Parece mentira... ¡con la fobia que Jorge le tiene al “13”!

Después de la subidita está el otro charco grande... Mejor aflojar... ¡Qué carrera! El reglamento ha sido hecho como para no perdonar un estornudo. Sin embargo, la definición que dio el Director de la Prueba, el señor Willy Gillard, es de lo más sensata...

“Esta es una competencia —dijo— en la que los autos deben andar lo más rápidamente que puedan, durante 84 horas, sin que les pase nada. Y esas palabras, ese concepto —sin que les pase nada— son el espíritu mismo de la carrera. Son el porqué de las penalizaciones y de su severidad. La dureza de la prueba es otra historia.... señores: recuerden que la Marathon de la Route, las 84 horas de Nürburgring, son la prolongación de la Lieja-Sofía-Lieja... ¡Esa es razón suficiente!”.

¡Lo más rápido posible, durante 84 horas, en el circuito de Nürburgring y sin que pase nada! Por la forma como he visto andar algunos autos... Claro que, en una carrera puede suceder cualquier cosa. Pero yo creo que el piloto tiene mucho que ver con el estado de “salud” del auto; hay quienes son capaces de tirar durante toda la carrera y, sin embargo, el auto queda intacto. A mí, personalmente, que me gustan los autos como expresión de un verdadero arte —que lo es la ingeniería mecánica— el maltratar un auto me parece una aberración. Va en contra de mi naturaleza.

¡Qué extraordinaria naturaleza la de este país...! Me dijeron que existe una ley que obliga, por cada árbol que se corte, a plantar dos... ¡Cuidado...! ¡De todas las cosas se me tenía que cruzar un ciervo...! Y no es el primero. Copello casi se lleva por delante otro, durante los entrenamientos, y Gastón en la madrugada. Bueno. Prepararse. Primero el abastecimiento. Allí debe estar Lobbosco y en el box, Berta... Frenando suave, indicador de viraje y... ¡adentro!

—¿Todo bien Larry?

—¡Al pelo...!

—Ahora seguís hasta boxes, por adentro, por el lado de acá del guard-rail. Vas a sentir una bocina estridente, como la de policía. No le hagas caso. Anuncia que te vas a detener en boxes. Fangio y Berta están allí. Eduardo te releva. ¿Completa la carga? ¿Aceite listo? ¡Dale Larry!

—¿Cómo fue Larry?

—Todo bien... Tené cuidado, Eduardo, con unos charcos muy espesos que hay. Sobre todo en el km. 13 y en el 15. El auto está al pelo.

—¿OK?

Oreste Berta, linterna en mano pese a ser de día... (¡tal era la oscuridad!) controlaba el desgaste de los neumáticos.

—¡Listo Eduardo! —gritó, mientras golpeaba con la palma de la mano, un par de veces, sobre el guardabarro.

Y el Nº 3 se fue, levantando una cortina de agua, rumbo a la pista. Me saqué el casco. José Ayi, de “Motor y Camino”, de Córdoba, se acercó.

—Estamos en comunicación con Buenos Aires... ¿Quiere subir al palco a saludar...?

—Bueno. Gracias, Ayi. Vamos...

 "84 Horas de Nürburgring: Misión Argentina" - Página 2 Dzjpuh

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raul427

raul427

Muy bueno Enrique, acabo de leer todo el post, maravilloso conocer toda esta historia, yo era muy chiquito cuando se corrio, no recuerdo nada de esa epoca, pero leyendo estos relatos uno se mete de lleno en la carrera. Sigo esperando la continuacion... Excelente!!!
Saludos.

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raul427 escribió:Muy bueno Enrique, acabo de leer todo el post, maravilloso conocer toda esta historia, yo era muy chiquito cuando se corrio, no recuerdo nada de esa epoca, pero leyendo estos relatos uno se mete de lleno en la carrera. Sigo esperando la continuacion... Excelente!!!
Saludos.


Gracias Raul, me alegro que te guste, el mérito no es mio, yo lo copio, el tipo que lo elaboró ...la verdad se repasó, es nuetra historia y de las buenas donde un "equipo" trabajando en "equipo" logro dejar con la boca abierta a todos los "popes" de la época, tanto de marcas como de pilotos.....saludos

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Otro capítulo:



CAPÍTULO VII


En Pacheco, en la planta de Ford Motor Argentina, el Miércoles 20 de agosto de 1969 a las 16,00 hs.

¿Y SI PONEMOS UNA CARTELERA?
por OSCAR ALFREDO GÁLVEZ
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“...y a todos los argentinos que siguen las alternativas de esta misión. Los autos andan muy bien y salvo el problema de Cupeiro, que fue una cosa totalmente fortuita, que pudo pasarle a cualquiera, el equipo está intacto. Aprovecho para agradecer a todos los que han hecho posible que se concretara la Misión Argentina. Nada más... buenas noches... y muchas gracias.

—Han escuchado a “Larry”, Alberto Rodríguez Larreta, piloto que hace pocos minutos ha dejado el volante del Torino Nº 3, directamente desde el circuito de Nürburgring, Alemania... ¡Los autos de la Misión Argentina mantienen las posiciones de privilegio...! ¡Primero y segundo...! Hasta luego, Argentina... hasta nuestra próxima conexión a las 22, hora local, 17 horas en la República Argentina. Ha sido, directamente desde...”. Apagué la radio. El silencio duró menos que el tiempo que se puede registrar en un cronómetro. De golpe hablamos todos a la vez...

Cuando salí del despacho del doctor Lorenzo Blanco, donde estábamos, y me dirigí a verlo a Mikulán, por los pasillos de la planta de Pachecho de Ford Motor Argentina había tanta excitación como en un parque cerrado de TC después de una etapa del Gran Premio.

—Oscar... ¿cómo van los Torino...?

—Señor Gálvez... ¿usted cree que aguantarán...?

—Tito... ¿escuchaste la última transmisión...? ¡Siguen primero y segundo!

Me detuve en un lado y en otro. Creo que fue el día que más tiempo tardé para caminar 500 ó 600 metros en la planta de Ford. Como yo, me di cuenta que muchos más llevaban una pequeña radio en el bolsillo. Es que... ¿quién puede mantenerse ajeno a una cosa como estas? Ya no es cuestión de marcas... Yo soy tan fordista como Henry Ford en persona...

—Mirá... querido... yo creo que los glóbulos de mi sangre son ovalados... ¿Te das cuenta? Pero... ¿qué querés? Es el país el que está compitiendo... Estoy seguro que en General Motors, en Chrysler y en las demás fábricas pasa igual... Oíme... Yo lo he visteo en la calle... Montones de gente parada alrededor de alguno que escuchaba la radio en una esquina cualquiera...

¡Cómo no iba a tener cara de contento! Si es una cosa buena, positiva. Si es la industria argentina, aunque sea una sola marca de nuestra industria... ¡es nuestra industria la que está compitiendo! Se lo dije a Galbato, antes que se fuera... Vas a correr para el país... la marca viene después... Por eso me pareció fantástico que todas las fábricas cedieran sus pilotos, como lo hicieron...

—Oscar... ¿qué me cuenta? ¿No le parece que están tirando demasiado...?

—Señor Gálvez... ¿a qué hora es la próxima conexión con Alemania...?

—Tito... faltan diez minutos... venite para la oficina y la escuchamos allí.

Alguna vez paseamos la mecánica argentina por los países de América... Fue fantástico... bárbaro... La gente estaba enloquecida y nos aplaudían en la calle y nos agasajaban. Pero esto es distinto. Son hombres y autos.

—¿Qué les parece si ponemos una cartelera? Para que todos se enteren de cómo va la carrera hora por hora.

La idea era buenísima. De inmediato se prepararon todos los elementos y se designaron los encargados de mantenerla actualizada.

Y entonces vi, en Ford Motor Argentina, como, en una cartelera y a su alrededor, todos festejábamos la prolongación del triunfo. Y no hubo cuestión de marcas. Ni egoísmos. El país estaba compitiendo y en Ford celebrábamos el triunfo. Genuinamente. Como lo cuento.
 "84 Horas de Nürburgring: Misión Argentina" - Página 2 Oscargalvezbn

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teo27



Torino, de Agustín Rolandelli (Estreno) / Sala 1
Sala 1
FUNCIONES
Viernes 4, 11, 18 y 25 a las 20.30 h;
Sábados 5, 12, 19 y 26 a las 20.30 h;
Domingos 6, 13, 20 y 27 a las 17.30 h

http://elculturalsanmartin.org/programacion/evento/578-torino-de-agustin-rolandelli-estreno-sala-1#sthash.f3wlkPct.dpuf

Por si alguno le interesa ir
Slds
TEO

teo27



“Torino” es una film que surge y nace a partir de un automóvil. No es difícil imaginar que se trata del clásico argentino creado a mediados de los sesenta. Ahora sí lo es, imaginar que detrás de éste se encierra la historia de un triunfo de proporciones épicas, y la de una carrocería invaluable, que perdida en algún remoto paraje del país, espera ser encontrada.

En 1967 nacía en Argentina un coche deportivo de alta gama y prestaciones competitivas, quien al poco tiempo se apodera de las pistas exigiendo al turismo carretera (la categoría mas importante del automovilismo deportivo en Argentina) a cambiar su reglamento. Dos años después, en 1969, un grupo de intrépidos corredores y mecánicos, encabezados por Juan Manuel Fangio, y el reconocido ingeniero mecánico Oreste Berta, se embarcan en lo que fue llamado “la Misión Argentina”. Una ambiciosa empresa para demostrar la capacidad de la industria nacional en una de las competencias más exigentes del mundo. La carrera en cuestión: “La maratón de la Route” (una suerte de desafío mecánico, de maratón de resistencia), llevada a cabo en el circuito de Nurburgring, Alemania. A esta competencia de más de tres días y medio de duración sobre el circuito más exigente del mundo, y las escuderías mas importantes del automovilismo internacional, se llevaron tres Torino, 10 pilotos y 10 mecánicos.

El disparador del largometraje, es la reconstrucción de un Torino 380 W, el mismo modelo que participó de aquella mítica carrera. A través de sus partes y de sus piezas nos adentramos en la historia de uno de los mayores logros de la industria nacional, y así, de sus creadores, los verdaderos protagonistas de la historia. Un puñado de anónimos héroes que dejaron el alma en una maratón sin esperar la recompensa que, irónicamente, nunca les llegó.

Torino propone una experiencia, un viaje, una carrera y una aventura.

Esta es una Sinopsis de la Pelicula
Abrazo TEO

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Muy bueno Eduardo, gracias por el dato......

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CAPÍTULO VIII


En Buenos Aires, al atardecer del miércoles 20 de agosto.

NADA HABÍA SIDO EN VANO
por ROBERTO CAROZZO
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Nürburgring vivía la primera hora de la madrugada. Argentina vivía la primera hora de la esperanza. A través de la radio, el ronroneo de los motores preanunciaba el momento de la largada... En ese instante, las manecillas del reloj del tiempo detuvieron su andar y comenzaron a retroceder. Del 19 de agosto de 1969, mi pensamiento retrocedió al 14 de febrero de 1968 y se instaló en el 10º piso del Hotel Bristol, frente al puerto del Principado de Mónaco, para repasar fotográficamente la primera contracción, aquello que es el anuncio de la llegada de algo nuevo...

En una mesa, estábamos: Oreste Berta, su esposa, Héctor Luis Gradassi, Bernard Tramont y yo. Era el primer almuerzo tranquilo luego de experimentar durante cuatro días consecutivos las posibilidades de un Torino 380 W en uno de los recorridos del Rally de Montecarlo. En otra, pegada a la nuestra, el equipo Citroën tomaba su último almuerzo “civil”.

Esa noche, Lucien Bianchi, Jean Claude Oggier, Robert Neyret, la señorita Pointet y sus coequipers se lanzarían a una aventura de cinco días de duración. Sin embargo, no estaban preocupados ni mucho menos. Esperaban el momento con tanta tranquilidad como para interesarse por este grupo de argentinos que estaba allí y por ese auto “grande” que habían traído.

Bernard Tramont, francés de nacimiento, con cuatro años de afincamiento en España, Campeón de Rally de ese país con un Alpine-Renault, vasto conocedor de los caminos que habíamos recorrido en esos días y guía bilingüe del grupo, comenzó a darles impresiones sobre el “Auto Argentino”. Los franceses se quedaron maravillados con el tiempo que “Pirín” Gradassi había empleado en el tramo cronometrado de Pont-des-Miolans. Su interés despertó el mío y, previa consulta con Oreste Berta, les ofrecimos el Torino para que lo probasen. Jean Claude Oggier y Lucette Pointet recogieron el guante...

Los caminos de cornisa que llevan de Niza a Menton fueron la pista de prueba. Oggier aceleraba y desaceleraba, como queriéndose convencer de que, a pesar de la demultiplicación “larga”, la aceleración del Torino no era un espejismo. La sorpresa se pintó aún más en su rostro cuando vio cómo doblaba el “gran auto” en el sinuoso. Cuando bajaron, agotadas ya todas las preguntas sobre las características del 380 W, me confiaron con una sonrisa: “Dígale al Presidente de Ika-Renault que si se corre el “Tour de l’Argentine” nos gustaría mucho poder hacerlo con un coche como este. Es mucho más auto que el Mustang y aquí, en Europa, podría andar muy bien. Sólo hay que saber elegir las carreras. No creemos que en un Rally como el de Montecarlo se le pueda extraer el máximo de rendimiento, pero en Italia hay rallyes —como el “De las Flores”— en que los caminos de montaña son anchos y de tierra. Nosotros sabemos que los pilotos argentinos andan muy fuerte en ese tipo de caminos. Si con este coche llegan a ir al Safari del África les puede ir muy bien”.

La impresión de ambos se completó a la hora del té con la del coequiper del desaparecido Lucien Bianchi: “Yo estoy en la organización de la “Marathon de la Route”. Esa es una carrera apropiada para este autos. Si le interesa, les envío los reglamentos”... En abril de 1968, los mismos ya estaban en poder del señor Tibor Teleki. La primera contracción, aquello que es el anuncio de la llegada de algo nuevo, se había producido...

“¡¡¡LARGARON!!!... El ronroneo de los motores se convirtió en rugido. Los faros comenzaron a horadar la niebla. El reloj del tiempo volvió al 19 de agosto. Las agujas marcaron las ocho de la noche, aquí en la Argentina. Nada había sido en vano. Ni aquel viaje de febrero de 1968, ni el posterior de Berta y Lobbosco a Nürburgring, ni la tremenda fe de Juan Manuel Fangio en las posibilidades del Torino, ni las salidas de pista durante los días de entrenamiento, mientras se trataba de girar por debajo de los 12 minutos y medio...

Nuestros pilotos también estuvieron a la altura que exigía la empresa. Hicieron la misma que los corredores europeos cuando venían a nuestro país y se encontraban con un circuito desconocido: buscar el límite hasta el límite mismo. Mejor hacerlo en entrenamientos y no arriesgar posibilidades ni tratar de improvisar en carrera. El tiempo les dio la razón. Cuando la radio nos traía las noticias de la “escalada” del Torino número 1 y de la resistencia del Torino número 3 a los ataques de los Lancia y el Ford Capri, sólo teníamos lugar en nuestro pecho para albergar un hermoso sentido de agradecimiento para aquellos que habían confiado en los alcances de la “Misión Argentina”. Desde Yvon Lavaud y Juan Manuel Fangio hasta el último de los mecánicos. Todos ellos supieron cumplir. Todos supieron ser argentinos, en el mejor sentido de la palabra. La industria argentina, ya no era una palabra hueca para los oídos extranjeros. El Torino era una realidad que golpeaba en los relojes y en las planillas, para desconcierto de aquellos equipos europeos que habían tachado al “Auto Argentino” de la lista de “probables”...


 "84 Horas de Nürburgring: Misión Argentina" - Página 2 Berta_y_carozzo_en_montecarlo



Última edición por Admin el Mar Ago 12, 2014 8:18 pm, editado 1 vez

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teo27



Genial Enri, me encanta leer hoy esa epopeya, pese a que cuando corrieron no les di mucha Importancia
Un Abrazo con Altura ( a 4000 metros)
Teo

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teo27 escribió:Genial Enri, me encanta leer hoy esa epopeya, pese a que cuando corrieron no les di mucha Importancia
Un Abrazo con Altura ( a 4000 metros)
Teo

Gracias Eduardo...
Neutral Neutral Neutral Neutral Neutral 

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yaguarete56

yaguarete56

Gracias Enri por el trabajo que te tomaste para recopilar toda esta información con la finalidad de tener el recuerdo de esa hazaña.

Nuevamente muchas gracias y te envío un abrazo

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yaguarete56 escribió:Gracias Enri por el trabajo que te tomaste para recopilar toda esta información con la finalidad de tener el recuerdo de esa hazaña.

Nuevamente muchas gracias y te envío un abrazo

Gracias Rubén....muy amable !, te envio un abrazo para vos también.....

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claudioelcolo

claudioelcolo
Miembro Premiun
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Terrible relato,se me pone la piel de gallina.
ESPECTACULAR!!!!!! geek 

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CAPÍTULO IX


Son las 02.00 hs. del Jueves 24 de agosto de 1969.

HISTORIA DE TRABAJOS, SUSTOS Y “BANANAS”
por PABLO MACAGNO
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Mi turno había terminado sobre la medianoche. Me quedé un rato más charlando con Zurita, cambiando impresiones entre nosotros y Berta, y luego —como estaba algo mojado y con bastante frío— hice un alto en el restaurante del circuito. No había cenado aún, y la necesidad de algo caliente se hacía sentir. Esta vez tuve suerte. Las señas consiguieron lo que nunca hubiera podido pedir en palabras. Me alcanzó con indicar lo que una pareja comía en la mesa vecina, luego de señalarme a mí mismo y, con una sonrisa decir “bitte”, que es algo así como “por favor” en nuestro idioma.

Me dispuse a esperar. Como me sucedía de continuo, desde que comenzó este operativo, me asaltaron mil pensamientos distintos... Pensé en nuestros temores, en todo lo que aún falta, en cuanto habíamos pasado...

En ese equipo de mecánicos maravillosos...

¡Qué bárbaro estuvo Fangio...! En un reportaje dijo: “Con este equipo de mecánicos soy capaz de ir a cualquier lado del mundo”. Había que ver el orgullo con que todos reiniciaron el trabajo. Y éste no fue fácil. Al comienzo éramos todos un equipo y trabajábamos duro. Poner los autos al pelo ya era responsabilidad suficiente, pero, como siempre, todo se complica. Es que el automovilismo en sí, es complicado. Después el asunto de los autos golpeados. Eso nos enredó mucho, porque significó un atraso en los trabajos generales: hubo que usar mucha mano de obra y además de hacerse siempre apurados, algunos fueron trabajos difíciles. Pero el equipo era bueno. En serio. Todo el mundo trabajaba cuando había que trabajar. Hasta los pilotos. Galbato fue un león... Yo no sé... A veces la gente dice pavadas... Estuve escuchando unos comentarios, creo que fue hace un par de días, sobre que en Buenos Aires decían que había problemas entre nosotros, entre los pilotos y que sé yo... Lo que me gustaría poder decir es que ojalá que en el futuro, todos los equipos que salgan al extranjero se lleven tan bien y trabajen tan bien como éste.

¡Lo de la “banana” fue sensacional! ¡Un auto que habíamos descartado...! Había recibido un golpe lo suficientemente grande como para que pensáramos que no iba a tener arreglo. Pero resulta que otro auto tuvo un golpe más grande todavía. Entonces se creó la disyuntiva: presentábamos sólo dos autos o arreglábamos el menos golpeado. Se eligió presentar el equipo completo... ¡Los alemanes no lo podían creer! Sin embargo, el auto quedó, aparentemente, en condiciones. Lo que sucede es que, al estar la carrocería desplazada tuvimos que centrar el tren delantero y el trasero. La verdad es que quedó bastante bien... algún problemita en las rectas tiene... pero... ¿Qué me querrá decir este mozo...? ¡Mientras no sea que la cocina está cerrada...! El idioma es un problema... ¡Qué buena anécdota la que nos pasó con Zurita...! Anduvimos como dos horas buscando, por todo Adenau, la calle Morgen Nº 12. Resulta que necesitábamos pastillas de frenos y fuimos a un taller Renault, en Adenau, a buscarlas. Yo le mostraba las pastillas y escribí en un papel “Mercedes Benz 220”, porque son las mismas que las del Torino, y el buen señor repetía la palabra “morgen” y escribía el número 12. Allí fue donde pifiamos y nos pasamos media mañana buscando por todo Adenau, la calle Morgen Nº 12. Cuando alguien nos explicó que la palabra “morgen” quiere decir “mañana” y que todo lo que teníamos que hacer era ir a buscarlas “mañana a las 12”, la carcajada que soltamos debe haberse escuchado hasta en Berlín... ¡Entre que nos reímos de nosotros y que no ganamos para sustos, esta es una vida de altibajos increíbles!

Con Fangio nos asustamos mucho cuando vino esa lluvia torrencial y se inundó todo el circuito. Nürburgring es sumamente peligroso solo... ¡con temporal es diez veces peor! Cuando Cupeiro se fue afuera, pensamos que podríamos quedarnos sin ningún auto... ¡Y ahora vamos primeros! Este Fangio es un compañero maravilloso. Hace como 70 horas , que está en pie... Además, como bien decía Zurita, si trabajar acompañado —de noche— rinde más, porque uno no se siente solo, cuando esa compañía es la de Juan Manuel Fangio... ¡que embromar...! ¡Fue quíntuple campeón del mundo! Uno saca fuerzas, si no las tiene, de cualquier lado... Además, es un ejemplo, es el hombre a quien le puede pasar cualquier cosa pero nunca se da por vencido. ¡Y nos pasó casi cualquier cosa! Eso antes de la carrera. Por el momento, salvo lo de Cupeiro, los autos andan bien. Sin problemas.

Me decían si no sería mejor, para el año que viene, si venimos, el armar equipos incluyendo algún muchacho mecánico. De esa manera podrían salvarse algunas detenciones en el box, que son penalizables, y hacerlas enfrente, donde la parada no se paga... Yo no sé... Pero creo que, si venimos, había que comenzar a prepararse en seguida... Esto es muy duro. Hay que enseñarles mecánica ligera a los pilotos. ¡Yo creo que es preferible enseñarle mecánica ligera a un piloto, que no a correr ligero a un mecánico...!

¡Ahí va “la banana”... ¡ Me parece que Eduardo estuvo un poco exagerado al bautizar así al auto... ¡Anda bastante bien! Además, va tercero... ¿Qué más queremos?

Menos mal. Llegó la cena. “Tanke”. Un café, “bitte...”

I "84 Horas de Nürburgring: Misión Argentina" - Página 2 54afz4

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teo27



Otro capitulo mas que entretrenido y Van.......Gracias ENRI
Teo

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teo27 escribió:Otro capitulo mas que entretrenido y Van.......Gracias ENRI
Teo

Por nada Eduardo ....un gusto!

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CAPÍTULO X


En el circuito, a las 42 horas de haber comenzado la carrera.

PASAMOS LA MITAD Y... ¡VAMOS EN PUNTA!
por EDUARDO COPELLO
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¡Esto es muy bueno...! Si ese auto mantiene mi ritmo, se va a hacer más fácil andar en el agua. ¡Si casi voy sobre piso seco...! Pero no... afloja... Mejor pasarlo. Bajo el agua, me dijeron Fangio y Berta, no bajar de 14 minutos y medio. En la última vuelta me marcaron justo eso... ¿será mejor viajar en 15? ¡Y ahora el que no se despega es el que pasé...! Era Tony Fall, el del Lancia. Claro... ¡me está haciendo el mismo jueguito que yo intenté! Me imagino que debe andar lo más descansado, como por sobre dos rieles. Con los neumáticos anchos que usamos nosotros, el asfalto detrás de mí debe quedar seco como si le pasaran una plancha.

Esta parte está más seca. Aquí ha llovido menos. ¡Qué circuito sensacional...! Yo no creo que sea tan difícil, como dicen, sino —más bien— difícil de retenerlo. Lo menos, pero lo menos, hacen falta unas 20 vueltas para acordarse de tomar las referencias... No... ¡si no es nada sencillo! Lo que es una verdadera picardía es que no tengamos un circuito como éste en la Argentina... ¡Con los lugares que hay! Se podría hacer sin mucho problema. En Córdoba mismo; en La Cumbre hay una parte que es muy parecida a esto. Habría que hablar con alguien... no sé... Pero vale la pena intentarlo.

Lo que no permite este circuito es ninguna distracción. Hay que mantener la concentración en todo momento porque, sino, al menor descuido... ¡te vas afuera! Además, en una carrera como ésta hay que fabricarse una política y mantenerse dentro de ella. Nosotros, es decir Larry, Cacho Franco y yo, conversamos mucho. Luego hablamos con Berta.

Nuestra idea era cuidar los frenos a muerte. Tratar de que aguantaran, sin cambiar pastillas, durante toda la carrera. Aunque en las últimas horas anduviéramos muy pobres. Berta coincidió y, con Fangio, decidieron que giráramos entre 13 minutos y 13 minutos y medio, durante el día y en seco. De noche y bajo la lluvia aumentar un minuto el ritmo de marcha.

¡Y qué lluvia! Fue el momento más difícil de todo lo que va de la carrera. Fangio estaba preocupado. Después, me dijo:

—¿Sabés una cosa, hermano? Tuve miedo que el agua nos sacara afuera los tres autos.

No era para menos. Hubo algunos autos que no pudieron completar la vuelta en los 24 minutos que otorga el reglamento, durante el diluvio. ¡Qué tensión!

Pero la carrera, en sí, no la siento. Además tengo la suerte de poder descansar bien. En cuanto me bajo del auto doy las novedades y... ¡a la cama! Y duermo como un bendito. ¡Una que me gustó fue la tiradita que hicimos con los Porsche y el Ford Capri...! Sin embargo, yo, que creí que en zonas trabadas nos iban a sacar ventaja, me llevé una buena sorpresa. ¡Nada de eso! Además, y es absoluta verdad, en muchos momentos tuve que levantar el pie para no llevármelos por delante. También es verdad que esos autos tenían algo más de velocidad que los nuestros. Aunque algunos puedan no creerlo, es así. El Torino se defendió, como toro bravo que es, en la zona más difícil: en el trabado. La verdad es que yo lo conozco tanto que, para mí, es como si pesara mucho menos y fuera un auto más chico. Pero el Torino, a medida que la velocidad aumenta, se hace más liviano, más maniobrable. Y conste que tenemos las patonas también adelante, que lo hacen algo más pesado de llevar.

¡Qué lindo equipo hemos hecho con Larry y con Franco. Todo el grupo es extraordinario pero, entre nosotros, entre los tres pilotos de este auto, ha nacido “algo”. Una especie de confianza mutua que es muy importante. Bueno... Larry tiene años de esto y todos conocemos lo que es capaz de hacer y el temperamento que tiene. Pero “Cacho” me resultó un tipo extraordinario, un compañero de excepción. Y con más modestia que la que justifican sus propias cualidades. Y su habilidad. Cuando dimos vueltas juntos, durante los entrenamientos, preguntaba esto o aquello y me dio la impresión que, en su cabeza, anotaba cada respuesta como si lo hiciera en una libreta. Además de veloz, es seguro. Y tranquilo. Son cualidades que hacen a una personalidad definida en un piloto. Y eso también cuenta.

Lo que fue sensacional y me sirvió muchísimo fue mi primera vuelta al circuito.

Oreste Berta se sentó detrás del volante y me dijo “Vení que te lo muestro”. Claro, él ya lo conocía y salió rápido. En ritmo de carrera. Yo, que lo sé un hombre responsable y que maneja a la par de cualquiera, tuve absoluta confianza en lo que estaba haciendo. Pero el circuito me impactó. Y la experiencia fue tremendamente útil, porque no es lo mismo conocer Nürburgring arriba de un auto de paseo, andando despacio, que tener la primera impresión a ritmo de carrera. De ese momento en adelante tuve confianza absoluta en que, más allá de andar bien, quizá pudiéramos ganar. Pero la primera impresión es que este circuito es... ¡un loquero de curvas!

¡Qué bien anda el auto! Me hace recordar a los primeros Torino que corrieron en TC. En San Pedro. Estos están un poco más pesados y los motores con algo menos de potencia... creo yo... pero básicamente son lo mismo ¡Qué bueno! Corriendo en Europa, en Nürburgring, en una competencia de la importancia de ésta y... ¡en Turismo Carretera!

De lo que estoy seguro es que, así, el motor no se rompe ni en broma. ¡Qué 84 horas...! 84 días podríamos seguir corriendo si fuera por el motor... Sólo en la recta final el tacómetro trepa un poco. Y lo hace nada más que hasta las 4.800 o un poquito más, a veces hasta las 5.000 rpm. Así, el motor se mata de risa...

¿Cómo andarán los “cucos”? La verdad es que nos estamos acostumbrando a ir primeros... Pero, para mí, los Lancia y el Ford Capri son los enemigos. Después, los Mazda.

¿Qué dirán en Buenos aires...? ¿Y en Córdoba?

¡Les estamos corriendo a las mejores marcas del mundo con un auto argentino! ¡Y vamos en punta! ¿Y ésto ya no es el comienzo... van... 42 horas y pico de carrera... Pasamos la mitad... Hemos comenzado la segunda parte... ¡y vamos en punta!

Esto puede ser la punta del ovillo... Tanto vivir entre complejos y “cucos” favoreció un aislacionismo que, hasta este momento, no produjo nada.

Ahora estoy seguro que estamos, también, para otras cosas. Tanto en lo que hace a autos, como en lo que se refiere a pilotos. No quedará muy elegante que yo diga esto, pero no deja de ser la verdad: creo que en pilotos tampoco tenemos nada que envidiar.

Y si es así... si las condiciones están dadas... si lo estamos demostrando... ¿será muy aventurado pensar en otras carreras? ¡Bajá el régimen Eduardo...! Recién hemos entrado en la segunda parte de las 84 horas y ya pensás en otra carrera...! Pero... ¡¿cómo no lo voy a pensar? En Europa hay un calendario sensacional para la categoría Turismo... Están las 24 horas de Spa-Francochamps... Una carrera brava, de curvas muy veloces, de promedios altos... ¡Sería tan lindo! Esa y otras. Había una de 1.000 km. en... ¿dónde eran los 1.000 km...? Sí... los 1.000 km. de París. Es cuestión de pensarla bien para el año que viene. Las 84 horas, de nuevo... ¡por muerte! Y también alguna más corta, más tirada. También quizá algunos de los Rally bravos... como la copa de los Alpes... no sé... en Rally nos tienen que llevar ventaja. Por nuestra inexperiencia. Pero para “improvisar” en un camino cualquiera... ¡difícil que nos ganen! Lo que no debemos hacer es “pararnos”. Ahora que encontramos el camino hay que seguir. Seguir adelante.

¿En qué somos menos...? Ni en organización, ni en equipo, ni en apoyo técnico. No somos más que nadie, pero tampoco menos que ninguno...

Aunque nos quedemos ahora, lo que vinimos a demostrar ya está logrado. Además, nos hemos lo hemos demostrado a nosotros mismos.. Y eso... ¿no es lo más importante?

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se cumplieron 45 años de la llamada Hazaña de Nürburgring, la epopeya de tres Torino 380W argentinos en una competencia de 84 horas en Alemania, en 1969. Y conmemoramos la fecha de esta manera.
El mes pasado también te contamos del reencuentro que se producirá en noviembre, con los tres Torino en Bariloche. Y sobre la polémica que existe acerca de la gran cantidad de réplicas de estos Torino, con propietarios que dicen tener en su poder un auto original, que no siempre lo es.
El auto que ves acá es una réplica. Algunas de estas fotos fueron publicadas en la última edición de la revista AutoBild Argentina. Fueron tomadas por su editor periodístico, Sebastián Ramos, quien gentilmente las compartió con Autoblog.
Pero no es una copia más de los Torino de Nürburgring. Es una coupé intervenida por Oreste Berta, en su Fortaleza de Alta Gracia. Y la hizo a pedido del santafecino Horacio Pagani, padre de los Zonda y Huayra.
Pagani fue discípulo de Berta en su juventud. Y consiguió sus primeros trabajos en Europa gracias a las cartas de recomendación de Oreste y Juan Manuel Fangio.
Fangio y Berta fueron los artífices de la Hazaña de Nürburgring. Por lo tanto, a nadie debe sorprender que Pagani admire como pocos la proeza del ’69.
Así fue cómo Pagani le pidió a Berta un favor insólito: que le construyera una réplica oficial de un Torino de Nürburgring, sobre la base de una coupé 380W.
Se trata de una imitación de la Número 3, que terminó la competencia en cuarto lugar, conducida por Copello, Franco y Larry. La original se guarda en el Museo Fangio de Balcarce.
Pero este ejemplar replica hasta los mínimos detalles, incluyendo las bolsitas colgadas en las plazas traseras, con los repuestos que pudieran llegar a necesitar los pilotos que giraron durante tres días y medio sobre el circuito de 22 kilómetros.
Sólo una persona podía recordar el auto con tanta minuciosidad: el mismo que los fabricó originalmente, Berta.
Y sólo un apasionado y obsesivo por los detalles podía llegar a valorar la réplica como corresponde: Pagani.
El Torino pronto viajará a Italia, a reunirse con su propietario. Tal vez algún día lo veamos a Horacio en ojotas y malla, haciendo lo que más le gusta hacer con los autos.
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CAPÍTULO XI

En Adenau, al mediodía de Jueves 21 de Agosto.


ESTO YA ES SENSACIONAL... ¡HAY QUE FESTEJARLO!
por JUAN CARLOS LUTTERAl




—¡Vamos a almorzar juntos...! ¡Hay que festejarlo!

No hizo falta que reiterara la invitación muchas veces. El grupo estaba formado y, en un par de autos, salimos rumbo a Adenau.

Yo iba al volante. Por la forma como conduje reconozco que estaba bastante excitado. No era para menos. Los Torinos del equipo de la Misión Argentina iban primero y tercero. ¡Casi mitad de carrera y primero y tercero! ¡Era sensacional...! Adolfo Donati, como yo, concesionario de Ika-Renault, iba en el otro auto. Al observarlo, me di cuenta que éramos como dos chicos con juguete nuevo... Adolfo gesticulaba, hablaba hasta por los codos, y la sonrisa que lucía era como si se la hubieran dibujado con tinta indeleble. ¡Me reí a carcajadas, porque a mi me pasaba lo mismo!

Nos ubicamos en el restaurant y juntamos dos mesas, cosa que allí debería hacer un siglo que no sucedía.

—¿Argentinien...?

—Ja... Ja... ¡Argentinien...! ¡Torino!

Torino... Recuerdo que cuando escuche el nombre por primera vez, pensé en lo mismo que ahora. En la primera vez que leía algo sobre el motor. Fue en una revista, en un “Car and Driver”, allá por el año 1962, que leí un comentario sobre el nuevo diseño que Willys incorporaba a su línea de producción. El autor, el editor técnico de la revista, hacía una comparación entre las características similares que compartía ese nuevo motor con el exitoso 3.800 de Jaguar. Y entonces me asaltó el pensamiento, tal como ahora lo hace el recuerdo, de “que bueno sería disponer de un motor así en la Argentina”.

Desde entonces a ahora. De allí a aquí. ¡Esto es sensacional! ¿Cómo no íbamos a venir a Alemania...? A estas patriadas hay que acompañarlas... ¡Donde sea! Recuerdo que cuando me dijeron que lo habían elegido a don Pablo Macagno para integrar la Misión Argentina... ¡le fui a dar un abrazo! Fue un honor para mí, que se eligiera a mi jefe de competición... ¡Cómo no lo iba a apoyar...! No solamente apoyarlo, sino también acompañarlo. ¡A él y a toda la misión Argentina...! Es que, personalmente, me liga una especie de natural agradecimiento hacia quienes lo hicieron posible, ya hacia la buena fortuna de poder vivir y trabajar en este momento de nuestro país, en el que podemos hacer y estamos para hacer grandes cosas.

—¿De veras, Adolfo? —Le pregunto a Donati.

—De veras. Me traje como diez metros de cinta argentina. No tuve nunca ninguna duda de que esto sería un éxito... Además tengo escarapelas para repartir. Y va a ver como tengo razón cuando llegue el final estamos allí, prendidos o ganando...

Lo miro a mi padre, que comparte nuestra mesa. Me sonríe. Creo adivinar lo que piensa. Más de una vez me ha dicho:

“Quién tuviera tu edad, para poder vivir así, respirando entusiasmo y futuro!” No será muy formal, pero lo hago un guiño. Nos reímos un poco a escondidas, como si fuéramos cómplices de una travesura.

Barrau y Lamarque se despachan contra la mala suerte que tuvo Jorge Cupeiro...

Me río, además, porque la alegría de hoy es reversible. La absorbemos de los demás y reina en nuestro fuero interno. Pero, simultáneamente ha nacido en nuestro interior, la exteriorizamos, y todo el mundo se contagia.

Pienso que nuestra industria es un caso especial, porque el nuestro es un país especial.

Nosotros tenemos que ir de adentro hacia fuera, y no al revés, de afuera hacia adentro.

El mercado argentino es selectivo y su potencial absorción, está limitada, no sólo por el poder adquisitivo, sino también por el volumen previsible de su crecimiento, que depende, a su vez, del nivel de crecimiento demográfico previsto. Por ello es que nuestra industria tiene que ir de adentro hacia afuera. No condice con nuestra idiosincracia ni con nuestras posibilidades el incorporar diseños de gran cilindrada, de larga y costosa amortización, Muy por el contrario, es en la fineza mecánica donde encontramos nuestro lugar y nuestro futuro. Nuestra realización.

—¿Te das cuenta...? El auto está intacto. Cero kilómetro! La desesperación de Jorge era para filmarla... Iríamos primeros y segundos.

—¡Y terceros —acoto yo, y me vuelvo a reír, y nos volvemos a reír y brindamos y nos palmoteamos y los alemanes nos miran, todavía con algo de extrañeza y se dicen entre ellos...

—Argentinien... Torino... Ja... Ja...

Sucedió en Adenau, cuando nacía la tarde del jueves 21 de agosto de 1969.

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Seguimo con esta hermosa historia:


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CAPÍTULO XII

Buenos Aires, desde el centro de comunicaciones de Ika-Renault. En Alemania Occidental son las 23 hs. Hora local, 18 hs del día Jueves 21 de agosto.


MI VIDA PENDÍA DE... ¡UN TELEX!
por HUGO ZICARI

 


—Señor Zicari... ¡a la oficina de telex! ¿Me escuchó señor Zicari...? Estamos en contacto con el señor Teleki...

Creo que apreté, simultáneamente, todos los botones del intercomunicador. En una decena de oficinas de Ika-Renault, donde mi trabajo es el de Jefe de Prensa y Difusión, deben haberse enterado que...

—¡Bajo corriendo!

Cuando salí al corredor, Arce por un lado y Alsogaray por el otro, se me unieron. Parece que ellos también tenían su canal secreto con la oficina de telex. Creo que, además, una especie de onda cuyo fluído era emocional, y cuya longitud y amplitud las constituían el sentido de la misión y lo genuino del entusiasmo, unían a todos los niveles de la empresa.

Al comienzo, claro... ¡nos mirábamos un poco como si estuviéramos desubicados! ¿O quizá algo dislocados?

No sé... pero, ahora, cuando pienso en las corridas, en los nervios, en esos días previos en que nuestro ánimo recorría crestas y valles, eufóricos y desconcertados, entusiasmados y perplejos, no puedo menos que justificar algunas sonrisitas “cachadoras”...

No era para menos

Un telex y otro telex

Que fulano se había ido afuera.

Telex

Que el auto roto ya estaba listo.

Telex.

Que mandáramos capot de plástico.

Telex.

Que la nafta de Alemania se “deglutía” las tapas de los tanques.

Telex.

¡Nada...!

¡Que mi vida pendía de un telex!

Y en el telex.. ¡Juan Carlos Demaría! Un hombre que aprendí a valorar en la correcta dimensión de su cotidiano esfuerzo durante estos días. No conoció horarios, ni límites. Recibió las órdenes más imposibles... “!Búsquelo al señor Teleki en Alemania!” Y al ratito, el acompasado golpetear de las teclas nos traía...

ATENTO BAIRES SEÑOR TELEKI EN LÍNEA

ATENTO BAIRES...

MOM PLS ZICARI AQUÍ EN UN MINUTO

MOM PLS

Y al rato volábamos —más que corríamos— a Ezeiza, con los bolsillos llenos de trompetas para los carburadores, de nuevo diseño, o repiqueteaban los teléfonos pidiendo a uno una cosa, a otro, otra, y a todos la preocupación, el esfuerzo nunca negado, para el mejor éxito de la Misión Argentina.

¡Pobre Graciela! Graciela Carballo es mi secretaria. Ha hecho milagros en estos días para conservar el ritmo de trabajo normal de la empresa, mientras nosotros no nos apartamos de la radio y grabamos y escuchamos nuevamente cada transmisión y corremos del telex para aquí y de aquí para el telex.

Toda la empresa es un nervio sensible. Creo que si alguien se decidiera a requisar todas las radios a transistores que se contrabandean en estos días en bolsillos y carteras, podrá fundar el “Emporio del transistor usado”. Y en todos los niveles, sucede algo similar. Cuando paso por otras oficinas, las máquinas de escribir enmudecen y el interés se aleja del trabajo específico de cada uno para volcarse con auténtico entusiasmo, en la Misión Argentina.

¡Si hasta el señor Lavaud, nuestro presidente, hace un poco la vista gorda...! Es que su propio entusiasmo marca un nivel.

La otra noche debió concurrir a una comida en el Plaza Hotel. Lo acompañé. Como me resistía a quedarme sin información aunque fuera por dos o tres horas, llevé conmigo una pequeña radio. Y en la mesa con la complicidad y la anuencia de quienes me rodeaban, no perdimos detalle de lo que acontecía en Nürburgring. De vez en cuando, el señor Lavaud, que estaba en la cabecera, non una expresión muy particular de su rostro, inquiría sobre las novedades. “Todo bien, seguimos primeros” era la muda respuesta que le enviaba, nada más que con la cara de alegría que no he podido, ni quiero, borrar del rostro.

Ha sucedido de todo. Hasta lo insólito. ¿Les cuento? Resulta que Mario Pallero, uno de los eficaces colaboradores de Carlos Lobbosco, nos vino con la historia —comprobada como cierta— de que actos de risueña brujería tenían lugar en algún rincón del edificio de la calle Sarmiento.

Decidí comprobarlo en persona. Aquí digo el pecado, aunque no el pecador, porque la verdad es que me debí sumar a las risas cuando verifiqué que en un tablero, donde se habían colocado las fotografías de los enemigos más temibles del Torino, se practicaban los ritos de la más bullanguera e informal brujería. Que a tal auto le clavaban un alfiler en el radiador. Y a aquel otro en el diferencial. Y al de más allá en el motor. Pero... ahora dudo... ¿me creerán si les digo la verdad? ¡Al Ford Capri le perforaron el radiador con la consabida agujita...! ¡Y fue la pérdida de agua por el radiador la que motivó el recalentamiento, que derivó, horas más tarde, en una junta de tapa de cilindros quemada...! “Claro... ¡yo en estas cosas no creo, pero que los fantasmas existen... ¡existen!” nos decía Fulano “Semáforo” de Tal, porque al improvisado brujo de marras, el apelativo de “Semáforo” creo que ya no se lo saca nadie...

AQUÍ ZICARI FAVOR TELEKI EN LÍNEA...

MOM... PLS... MOM... PLS…

MENSAJE PARA SEÑOR LAVAUD DE PARTE FANGIO. TODO NORMAL PROSEGUIMOS PLAN ESTABLECIDO. ALTÍSIMA MORAL EQUIPO. SALUDOS INTEGRANTES MISIÓN ARGENTINA. RECIBIDO BIEN....

CORRECTO. PROSIGAMOS MENSAJES DE ACUERDO A SISTEMA PREVISTO. FINALIZADOS PASAREMOS NOSOTROS LISTAS DE MENSAJES IDÉNTICO ORDEN. FELICITACIONES PERSONALES MÍAS...

GRACIAS Y DAMOS COMIENZO. DE ORESTE BERTA FAVOR LLAMAR TELEFÓNICAMENTE...

BI... BI... BI...

PRÓXIMO CONTACTO DE ACUERDO HORARIO ESTABLECIDO. MANTENEMOS DEDOS CRUZADOS. SUERTE. BI... BI... BI....

Descarté el ascensor. Con el rollo de telex en la mano, subí corriendo las escaleras. Al entrar a mi oficina y ver la expectativa en todos los rostros, autobauticé el sector...

—Atento todos... Aquí el “centro de comunicaciones IKA-RENAULT”, para difusión inmediata...

Me reí. Nos reímos todos. Y comenzaron a funcionar los teléfonos furiosamente.

Esata foto me encanta:

 "84 Horas de Nürburgring: Misión Argentina" - Página 2 TORINO-BERTA-PAGANI-5

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gurimares

gurimares

http://www.lacapital.com.ar/ovacion/La-mision-argentina-20150514-5000.html

kato_porta

kato_porta

Siiii tenia previsto ir a verla esta noche, pero se me complico el dia, segun vi en la programación la semana pasada la proyectan varios días, asi que voya tratar de ir..

Gracias por el aviso...

Kato

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Che!!!....casi me lo olvido, vamos con el XIII

CAPÍTULO XIII


En el restaurante del Sport Hotel Tribune. Son las 19,00 hs. del día Jueves, 21 de agosto.

VIVÍAMOS ASÍ
por “CACHO” FANGIO y EDUARDO RODRÍGUEZ CANEDO
Imagen



—Che, “Cacho”... ¿qué tal se maneja “la Banana”?

—Quedó bastante bien. Al principio me parecía un poco raro el andar del auto, sobre todo en la recta, pero te acostumbrás enseguida.

—Es que estos mecánicos son unos fenómenos... ¿Sabés qué dijo tu “viejo”...? Que con este grupo de mecánicos era capaz de ir a cualquier lado del mundo.

—Y tiene razón. Che, “Chino”...

—¡Un momentito...! No te permito... señor “Chino” Rodríguez Canedo.. ¡por favor!

—...¿Lo viste por ahí la “Nene” García Veiga?

—¿Dónde querés que esté? ¡Pegado como una estampilla en los boxes!

¿Supiste lo que le dije a Gastón? Le aseguré que el “Nene” había andado proclamando que Gastón doblaba, en el sinuoso ése, antes del “karusel”, con la manija de la puerta arañando el piso.

—Sí... hombre... Fijate que Gastón lo agarró al “Nene” y muy serio le preguntó qué había andado comentando sobre la manera como él doblaba...

—¿Y el “Nene”?

—¡Primero se quedó sin saber que contestar! Después le dijo... “!Nooo... don Gastón...! ¿Cómo puede usted creer eso...?

—La verdad es que el flaco se mandó un flor de tiempo...

—Yo lo dije, “Cacho”: traigan un auto que borramos el mito del circuito alemán...

—Algo de razón tenés, pero ... ¡casi te borrás vos al intentarlo!

—¡Epa, mi viejo! Lo mío no fue para tanto... Mirá que “la Banana” sigue corriendo...

—Sí... ¡después que la hicieron de nuevo”

—¿Lo viste a Galbato de chapista...?

—¡Y de pintor! ¿Te acordás cuando se fue en el “karusel”...? Llegó contando que se había salido de pista en “el carretel”.

—¡Pero no te enteraste ni de la mitad, Cacho! Resulta que le pregunté si había sido en el grande o en el chico, y a la primera de cambio lo escucho decir que en el “carretelito” no había que tener cuidado, que el problema estaba en el “carretel”...

—Mirá Eduardo, la verdad es que hay que tener lo que hacer falta para renunciar a su puesto en el auto, como hizo Galbato.

—Sí... fue bárbaro... ¿No tenés que ir para boxes? ¿A qué hora te toca el turno?

—Todavía me falta... como cuarenta minutos...

—Bueno... oíme... Andá tranquilo. Todo va fenómeno y con mantener el ritmo alcanza. Mirá que tu “viejo” no te saca el cronómetro de encima... ¡Ahí esta Zurita! Venga, Zurita... ¿quiere tomar algo...?

—... Bueno... Un café.

—Dale, Chino. Pedilos vos, que sabés alemán...

—¡Pobre de vos! Vas a ver... Esperá... Allí viene el mozo que yo conozco... “camariere... tre café, per piacere...”.

—¡Esa no la sabía...! ¿Ese mozo habla italiano?

—¡Qué se yo...! Esta mañana, los del equipo Lancia le pidieron café en italiano y lo trajo...

—¿Cómo van las cosas, Zurita?

—Al pelo. Todo normal. “Cacho”: habría que convencer a Fangio de que vaya a descansar un poco... Hace cualquier cantidad de horas que está en pie...

—Sí... pero... ¿quién lo convence? Decile vos Eduardo...

—¡Me va a hacer mucho caso...! Fijate que ayer... sí.. creo que fue ayer... (¡ya tengo los días todos mezclados!) Teleki le fue a decir que tenía que ir a un copetín que daban los del Club, los del Royal Motor Unión...

—¿Y...?

—Y... que no quería ir. Comenzó con eso de “¿Le parece que yo debo ir? Yo tengo que estar aquí, con los muchachos...” Al final fue, y resultó que los generales, el alemán y el belga, estaban esperando, y los directivos también. No pensaban empezar el acto hasta que él llegara...

—es que Fangio es bárbaro... Mirá, Cacho, no lo digo porque vos estés aquí... ¿Vos sabés cómo nos acompañó...? Hubo días que estuvo en pie desde las 7 de la mañana, corriendo de un lado para otro, y eran las tres de la madrugada siguiente y estaba con nosotros, nos daba charla, nos contaba anécdotas y hasta se ofrecía a ayudarnos... ¿Sabés como lenvantan la moral esas cosas?

—Hablando de los generales alemanes y belgas... ¿ustedes saben el cuento que le hicieron al gordo Casarín...? Resulta que... ¿se acuerdan el día que entró el ejército belga? Bueno... venían encolumnados, por el camino y... claro; llevaban pintada la bandera belga, no la alemana, en todos los vehículos. Además los uniformes son diferentes. Y alguien le dijo al gordo que los belgas estaban invadiendo Alemania... ¡Se viene la guerra! le dijeron...

—¿Y el gordo?

—El gordo, con sus más y con sus menos, siguió haciendo el asado. Por ahí dijo, a las cansadas... “Dejalos, que cuando le sientan el olor a este asadito... ¡se olvidan de la guerra!”

—Guerra es la que nos están haciendo los Lancia...

—¡Y no te olvidés del Ford Capri!

—Fangio dice que hay que dejarlos. Que la carrera recién empieza mañana...

—¡Ya pasó la mitad... justo... mitad de carrera!

—¿Qué te parece, “Chino”...? ¿Qué dirán en Buenos Aires...?

—¡Imaginate...! Yo no creo que nadie esperaba una cosa así...

—¡Nosotros tampoco!

—¿Podés dormir bien entre turno y turno?

—Más o menos. Trato. Lo que pasa es que todo te da vueltas en la cabeza y seguís viendo el circuito que pasa delante de ti, como si fuera una película... Mirá: creo que los que mejor duermen son Copello y Gastón. Ahora... en la pista no se duermen... ¿Eh?

—El que anda como si fuera un reloj es “el Mosca”... ¡debe tener un cronómetro en el cerebro!

—¿Y Luisito...? ¿Viste el repunte que se mandó al comienzo de la carrera...? Pasaba autos como si fueran postes de teléfono...

—Hablando de postes... ¿viste cómo quedó el Porsche oficial, el Nº 11? Ese sí que no tenía seguro...

—¿Cómo seguro...?

—Sí... hombre... seguro contra árboles,. Como teníamos Berta y yo. Sobre todo Oreste... ¿Cómo creés que se puede pasar por adentro de un bosque, a fondo y de costado, y no tocar un solo árbol...?

—Allí va Galbato...

—“Oxidensen”, Herr Galbato...

—Hola, muchachos. Che, Cacho... ya tenés que irte preparando... Te falta poco para el relevo...

—Si. Mejor me voy yendo.

—Yo te acompaño.

—Yo también.

—¿Vamos..?

—Abrigate Cacho... ¿No te digo...? Ya empezó a llover de nue

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yaguarete56

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Muy lindo recuero, gracias por compartir

Un abrazo

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Un gusto Rubencitusssss....abrazo

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