1.- Ruedas: presión, dibujo y estado
Las ruedas son el único punto de contacto entre tu moto y el suelo. Así que tenerlas en perfecto estado es algo básico. Empezando por la presión a la que están hinchadas, que debe ser comprobada con los neumáticos fríos para evitar que haya sobre-presión por el calentamiento del aire contenido en su interior. Esto nos obliga a tener al menos un medidor de presión en casa. Aunque no mida exactamente, si siempre utilizas el mismo podrás mantener la misma presión una vez que des con la que te sientas cómodo conduciendo. En general los medidores de presión de las gasolineras suelen estar mal graduados, y es fácil que averiados.
También hay que revisar que el dibujo de las ruedas tenga la profundidad adecuada. Esto lo puedes comprobar muy fácilmente con el canto de una moneda introducida en ese dibujo. También hay que comprobar que no haya ningún cuerpo extraño incrustado en el dibujo o clavado en el neumático y que tampoco hayan grietas o cortes. En caso de que así sea tendrás que ir pensando en cambiar esos neumáticos porque son un peligro potencial. Es sorprendente ver los neumáticos que llevan algunos usuarios en sus motos y lo felices que siguen conduciendo con ellos en mal estado, muy gastados o en mal estado general.
2.- Fluidos: aceite, frenos, refrigerante
Efectivamente, aunque conduzcas un pequeño ciclomotor de 50 cc hay que mirar el nivel de aceite del motor. Normalmente en el cárter suele haber un ojo de buey o un tapón con una varilla para comprobar el nivel. En algunas motos el nivel se comprueba en el depósito del aceite, mediante los mismos o parecidos mecanismos. De todas maneras, en el manual de la moto, si ese tocho de libro que nadie se lee, suelen explicar bien clarito cómo hay que revisar el nivel de aceite y las tolerancias de consumo. Porque las motos modernas, a pesar de utilizar mecánicas mucho más precisas que las antiguas, siguen consumiendo algo de aceite. Para terminar con esto, también hay que mirar el color y la consistencia del aceite. Si está negro y una gota que dejes caer entre los dedos no “pringa” lo que debe, lo suyo es que vayas a visitar al mecánico de cabecera para un cambio de aceite y de filtros.
Si tu moto cuenta con frenos hidráulicos (y/o embrague accionado hidráulicamente) también hay que vigilar el nivel y la coloración de esos fluidos. Normalmente los depósitos se ven con mucha facilidad. Pero antes de ponerte a rellenarlos deberías revisar el espesor de las pastillas de freno, porque si están muy desgastadas mucho de ese líquido de frenos que falte en el depósito estará en la pinza de freno.
3.- Cadena: tensión y mantenimiento
Si tu moto utiliza otro tipo de transmisión puedes saltarte este capítulo. Pero si tienes una moto con cadena debes saber que hay que revisar la tensión de esta. Volviendo al manual que te dieron el día que la compraste, en él te dirán cómo se tensa y cuán tensa debe ir. Como norma general la cadena debe poder moverse entre 15 y 25 mm arriba y abajo en el punto que queda en la parte inferior de la misma entre la salida del motor y la rueda. Esta holgura conviene comprobarla con la moto apoyada en el suelo y con alguien subido encima de la moto, porque es como va a funcionar en marcha.
La cadena también hay que mantenerla engrasada. Aunque desde que existen las cadenas O-Ring esto no hay que hacerlo como con las cadenas más antiguas. La grasa de fábrica no es eterna. Existen en el mercado sprays de grasa especifica que hacen muy sencilla esta operación.
4.- Luces
Algo tan sencillo como comprobar en el garaje que funcionan correctamente todas las luces y es una de las cosas que menos se mira. De hecho es bastante común que uno llegue a la ITV y le echen para atrás por llevar alguna bombilla fundida. Otra cosa es que seas capaz de cambiarla, porque en algunas motos esto es casi misión imposible. Pero si detectas que una bombilla está fundida, aunque sea la de un intermitente, cámbiala, porque de ella puede depender que los demás te vean (o que tu veas) y por lo tanto tu seguridad.
5.- Frenos: discos y pastillas
Otro punto que se deja bastante de la mano es el estado de los discos y las pastillas de freno. Y eso que los discos suelen ser de las piezas más visibles de una moto. Algo tan sencillo como echarles un vistazo para comprobar que no estén muy gastados, o si no te fías de tu vista puedes comprobar con los dedos si hay muchos surcos (pero hazlo en frío, que en caliente te puedes quedar sin huellas dactilares). Un disco alabeado es muy difícil de apreciar a simple vista, pero si al frenar notas que el freno actúa como a impulsos (parecido al ABS pero más suave) lo suyo es que vayas a ver al mecánico a ver si efectivamente están alabeados. Otro punto pueden ser pequeñas fisuras radiales a los agujeros taladrados en la pista de frenado. Si detectas alguno también habría que ir pensando en cambiarlo porque podría romperse súbitamente en condiciones de uso extremo.
Las pastillas de freno suelen ser un poco más difíciles de comprobar, pero casi siempre hay un punto de vista desde el que se puede observar cuanto espesor de ferodo queda en la pastilla. Menos de tres milímetros suele ser demasiado poco, y lo ideal sería cambiarlas, aunque conozco quien ha llegado a cambiar las pastillas sólo cuando la moto frenaba “raro” y al quitar las pastillas no quedaba ni medio milímetro de ferodo. Una vez más, si no quieres mancharte o no te ves con habilidad suficiente, tu mecánico de cabecera seguro que estará muy contento de verte por el taller para realizar el mantenimiento de tu moto.
También si la moto la has comprado de segunda mano, o la has heredado, suele ser buena idea hacer unas cuantas búsquedas por la red para hacerse con una copia del manual de usuario. Incluso hay algunas marcas que amablemente te proporcionan una copia de ese manual. Que hay mucha veces que por no preguntar al fabricante nos metemos en unas caballerías de aúpa.
Los consejos de este pequeño manual son muy básicos, pero hay que comprender que no todo el mundo es un manitas y por dejadez pueden verse en graves apuros.
Fuente: http://www.motorpasionmoto.com/
Las ruedas son el único punto de contacto entre tu moto y el suelo. Así que tenerlas en perfecto estado es algo básico. Empezando por la presión a la que están hinchadas, que debe ser comprobada con los neumáticos fríos para evitar que haya sobre-presión por el calentamiento del aire contenido en su interior. Esto nos obliga a tener al menos un medidor de presión en casa. Aunque no mida exactamente, si siempre utilizas el mismo podrás mantener la misma presión una vez que des con la que te sientas cómodo conduciendo. En general los medidores de presión de las gasolineras suelen estar mal graduados, y es fácil que averiados.
También hay que revisar que el dibujo de las ruedas tenga la profundidad adecuada. Esto lo puedes comprobar muy fácilmente con el canto de una moneda introducida en ese dibujo. También hay que comprobar que no haya ningún cuerpo extraño incrustado en el dibujo o clavado en el neumático y que tampoco hayan grietas o cortes. En caso de que así sea tendrás que ir pensando en cambiar esos neumáticos porque son un peligro potencial. Es sorprendente ver los neumáticos que llevan algunos usuarios en sus motos y lo felices que siguen conduciendo con ellos en mal estado, muy gastados o en mal estado general.
2.- Fluidos: aceite, frenos, refrigerante
Efectivamente, aunque conduzcas un pequeño ciclomotor de 50 cc hay que mirar el nivel de aceite del motor. Normalmente en el cárter suele haber un ojo de buey o un tapón con una varilla para comprobar el nivel. En algunas motos el nivel se comprueba en el depósito del aceite, mediante los mismos o parecidos mecanismos. De todas maneras, en el manual de la moto, si ese tocho de libro que nadie se lee, suelen explicar bien clarito cómo hay que revisar el nivel de aceite y las tolerancias de consumo. Porque las motos modernas, a pesar de utilizar mecánicas mucho más precisas que las antiguas, siguen consumiendo algo de aceite. Para terminar con esto, también hay que mirar el color y la consistencia del aceite. Si está negro y una gota que dejes caer entre los dedos no “pringa” lo que debe, lo suyo es que vayas a visitar al mecánico de cabecera para un cambio de aceite y de filtros.
Si tu moto cuenta con frenos hidráulicos (y/o embrague accionado hidráulicamente) también hay que vigilar el nivel y la coloración de esos fluidos. Normalmente los depósitos se ven con mucha facilidad. Pero antes de ponerte a rellenarlos deberías revisar el espesor de las pastillas de freno, porque si están muy desgastadas mucho de ese líquido de frenos que falte en el depósito estará en la pinza de freno.
3.- Cadena: tensión y mantenimiento
Si tu moto utiliza otro tipo de transmisión puedes saltarte este capítulo. Pero si tienes una moto con cadena debes saber que hay que revisar la tensión de esta. Volviendo al manual que te dieron el día que la compraste, en él te dirán cómo se tensa y cuán tensa debe ir. Como norma general la cadena debe poder moverse entre 15 y 25 mm arriba y abajo en el punto que queda en la parte inferior de la misma entre la salida del motor y la rueda. Esta holgura conviene comprobarla con la moto apoyada en el suelo y con alguien subido encima de la moto, porque es como va a funcionar en marcha.
La cadena también hay que mantenerla engrasada. Aunque desde que existen las cadenas O-Ring esto no hay que hacerlo como con las cadenas más antiguas. La grasa de fábrica no es eterna. Existen en el mercado sprays de grasa especifica que hacen muy sencilla esta operación.
4.- Luces
Algo tan sencillo como comprobar en el garaje que funcionan correctamente todas las luces y es una de las cosas que menos se mira. De hecho es bastante común que uno llegue a la ITV y le echen para atrás por llevar alguna bombilla fundida. Otra cosa es que seas capaz de cambiarla, porque en algunas motos esto es casi misión imposible. Pero si detectas que una bombilla está fundida, aunque sea la de un intermitente, cámbiala, porque de ella puede depender que los demás te vean (o que tu veas) y por lo tanto tu seguridad.
5.- Frenos: discos y pastillas
Otro punto que se deja bastante de la mano es el estado de los discos y las pastillas de freno. Y eso que los discos suelen ser de las piezas más visibles de una moto. Algo tan sencillo como echarles un vistazo para comprobar que no estén muy gastados, o si no te fías de tu vista puedes comprobar con los dedos si hay muchos surcos (pero hazlo en frío, que en caliente te puedes quedar sin huellas dactilares). Un disco alabeado es muy difícil de apreciar a simple vista, pero si al frenar notas que el freno actúa como a impulsos (parecido al ABS pero más suave) lo suyo es que vayas a ver al mecánico a ver si efectivamente están alabeados. Otro punto pueden ser pequeñas fisuras radiales a los agujeros taladrados en la pista de frenado. Si detectas alguno también habría que ir pensando en cambiarlo porque podría romperse súbitamente en condiciones de uso extremo.
Las pastillas de freno suelen ser un poco más difíciles de comprobar, pero casi siempre hay un punto de vista desde el que se puede observar cuanto espesor de ferodo queda en la pastilla. Menos de tres milímetros suele ser demasiado poco, y lo ideal sería cambiarlas, aunque conozco quien ha llegado a cambiar las pastillas sólo cuando la moto frenaba “raro” y al quitar las pastillas no quedaba ni medio milímetro de ferodo. Una vez más, si no quieres mancharte o no te ves con habilidad suficiente, tu mecánico de cabecera seguro que estará muy contento de verte por el taller para realizar el mantenimiento de tu moto.
También si la moto la has comprado de segunda mano, o la has heredado, suele ser buena idea hacer unas cuantas búsquedas por la red para hacerse con una copia del manual de usuario. Incluso hay algunas marcas que amablemente te proporcionan una copia de ese manual. Que hay mucha veces que por no preguntar al fabricante nos metemos en unas caballerías de aúpa.
Los consejos de este pequeño manual son muy básicos, pero hay que comprender que no todo el mundo es un manitas y por dejadez pueden verse en graves apuros.
Fuente: http://www.motorpasionmoto.com/